Este “unknown is coming” fue un charla especial. Recibimos a Antonio Lafuente. Antonio forma parte del Consejo Asesor de Teamlabs desde 2011 cuando empezamos. Es un amigo y un gran maestro y consejero. Con los años se ha acercado cada vez más a nosotros y ahora desarrolla un papel fundamental en el Master LIT, acompañando trabajos de investigación aplicada, conceptualizando con nosotros cómo debe ser la investigación dentro de un Laboratorio de Aprendizaje Radical y cómo puede darse una investigación colaborativa con un colectivo de facilitadores de la innovación y el aprendizaje dentro de LIT.
Antonio ha enmarcado su reflexión sobre la incertidumbre dentro del trabajo que está haciendo en un libro blanco que el CSIC -la institución en la que trabaja- está realizando sobre el futuro y dentro del Grado de Humanidades Digitales que está diseñando con la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de Mondragón -nuestro partner para los programas de Master que tenemos.
Su conversación sobre las Humanidades Digitales enfoca algunos problemas de la digitalización que están afectando al mundo. “No piensa en las cuestiones que afectan a los humanos desde la tecnología, si no cómo la adaptación de lo humano a las tecnologías está cambiando las tecnologías y lo humano. Se están coproduciendo mutuamente.”
“Las humanidades traen la promesa de la multidisciplinariedad que genera un saber donde no hay autor, no hay disciplinas dominantes y donde incluso se puede incorporar la experiencia de los ciudadanos.
Nacen bajo la promesa misma con la que nació internet: un espacio de horizontalización, de democratización, de participación, de cultura y de ciudadanía.”
El proceso de digitalización del mundo se ha acelerado. “Ya no estamos pidiendo a los humanistas que se ocupen de la generación de buenas preguntas si no que también les pedimos que sean creativos y que se ocupen de la construcción de soluciones. “
Con la reflexión de la pandemia viene también la reflexión sobre la implicación de los datos en las soluciones y la responsabilidad que tienen los humanistas en reconocer las “fisuras” que traen los datos en sí mismos. “Los datos están sucios, tienen adherencias.” para que esas bases de datos nos representen mejor.
En lo personal, Antonio comentaba la ansiedad que produce la velocidad en la que se están desarrollando soluciones “Me he dado cuenta de lo veloces y por lo tanto crueles que son las herramientas que hemos inventado para ser solidarios.” Nos provocó con la reflexión de “¿Por qué la red impone esa velocidad? “. Y nos invitó a “ver en la lentitud un valor, un valor que ayude a ser más inclusivos. Dar por hecho que las cosas nos tienen que desbordar para que parezcan útiles.”
Antonio siempre nos acompaña con sus reflexiones sobre los afectos y los cuidados. En este caso relacionado con el confinamiento comenta el interés de que “los autocuidados se han convertido en la principal herramienta para cuidar a los demás”. Y sigue profundizando en cómo los cuidados son una manera de producir conocimiento. “Vamos a necesitar un tipo de conocimiento donde se potencien las relaciones entre las personas que están interactuando y se favorezcan relaciones de fraternidad, solidaridad. Para estas relaciones se necesita complicidad, cercanía, empatía. Los cuidados son una manera de garantizar la construcción de relaciones donde fluyan los afectos. Hacernos sensibles a lo que desde la objetividad es problemático pero desde la afectividad es necesario. Necesitemos una relación más balanceada entre las dos formas de saber.
(…) Se nos ha llenado la boca de ciencia y estoy de acuerdo. Pero echo en falta los acercamientos donde se privilegie la convivialidad versus la objetividad. Necesitamos un compromiso nuevo.”
Sobre la pregunta que hizó Nina Esteba, leinner de 2º de UNIK Barcelona sobre los límites y oportunidades que están desarrollándose, Antonio agarró la temática sobre la educación para volver a traer la necesidad de pensar en la gestión de los datos y verlo como una oportunidad: “Hemos regalado el aula a las plataformas. (…) La educación online es manifiestamente mejorable. No por la necesidad de tener una tecnología más depurable, si no una tecnología que se tome en serio la complejidad que habitamos. (…) Se está hablando del capitalismo de vigilancia, el capitalismo de catástrofe. (…) Los datos que se conformen deberían tomarse como un bien común porque parte de un esfuerzo colectivo. (…) Se va a acelerar el concepto de los smart bodies por nuestra propia salud. ¿En qué medida no estamos construyendo un cuerpo colectivo, común a la carta según las necesidades que tienen las nuevas tecnologías?.”
Antonio respondió a la pregunta: ¿Cómo apostar por la ralentización en un contexto de urgencia? : “Igual que hemos perdido la noción de intimidad y nos dejamos observar. Estamos renunciando a la noción de privacidad. (…) La lentitud está asociada a una práctica imprescindible: la de hacerse las buenas preguntas. Paramos para hacernos preguntas, para establecer nuevos criterios. Es el esfuerzo para estar seguros de hacer buenas preguntas y estar seguros en que las consecuencias no serán peores de lo que queremos.”
“La lentitud debe ser un activo. Es la mejor herramienta para gestionar los problemas del mundo.”
Hemos tocado temas como el derecho-ciudad de Henri Lefevre, la herramienta de la democracia para incorporar a las minorías a la gestión de lo público. Antonio se apoya en la misma idea de que “la pandemia ha acentuado las asimetrías de nuestro mundo.” para reclamar la voz de los que “se siente incómodos” para que puedan ser escuchados y se hila con el derecho digital a la ciudad asociado a la noción de soberanía tecnológica y de código abierto. “Estamos muy al principio de entender todo esto”
Reclama de nuevo la lentitud cuando contesta a la pregunta ¿La inteligencia no puede analizar lo humano? “Hay que poner a las máquinas a pensar lo borroso, lo complejo, lo sucio, lo contradictorio, que puedan improvisar. Vamos a necesitar mucho tiempo para experimentar para que las máquinas entiendan mejor lo que es humano. Los humanos tendremos que pensar más como máquinas porque si no pensamos como ellas no podremos hacerles pensar como nosotros. Será un diálogo balanceado y lento. Para entender mejor qué es eso de ser humano, vamos a tener que co-producirnos unos a otros.”
La última pregunta fuera de tiempo sobre ¿Cómo formamos en la contradicción de lentitud de la reflexión y la rapidez con la que se requiere responder a los problemas del mundo moderno? vuelve a provocar una reflexión parecida sobre cómo utilizar la lentitud de una manera productiva.
En nuestro modelo de Teamlabs reclamamos los espacios de diálogo como instrumentos para generar nuevo conocimiento colectivo. Deben ser diálogos pausados donde nos miremos para entendernos mejor. La lentitud que requieren esos espacios debe incorporarse y naturalizarse en los laboratorios de aprendizaje radical que diseñamos. Gracias Antonio por decírnoslo tan claro! 🙂
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